Etiquetas
john henry, Johny Cash, Rail road, Steam, vaqueros, victoria, westerns
¡Buenas noches amigos!, salgo con retraso, pero salgo que es lo importante. ¡Ey! Hay meses sin un solo buen lunes ¿no? Hay que aprovecharlos, aunque vosotros queridos lectores, que sois lo que mas quiero en el mundo, tengáis acceso a una nueva tontería semanal un poco mas tarde por ello. Juro que los responsables también serán ejecutados al amanecer. Anyway, hoy vamos con una historia bastante extraña. Lo es, ya que no se sabe ni siquiera si es cierta, se mueve en esa línea difusa que separa las leyendas de la historia, y que, según yo, tiene parte de ambas. He chequeado y rechequeado (rechequear, palabra de moda. Si empezáis a decirla ahora mismo, en un par de meses podréis chulearos con vuestros colegas y decir “ Eh, esa palabra me la inventé yo”. En ese momento pilláis fijo, si hay algo a lo que no se resisten por igual, mujeres y hombres es a los introductores de palabras). He rechequeado, digo, por todas partes, y al final, he mezclado un poco de cada versión (básicamente porque me da la gana). Además es extraña porque tiene mas de una conclusión, y por primera vez, no estoy seguro de cual es la buena. En fin, sin mas preámbulos, amigos. La historia de John Henry y su martillo. Disfruten tanto (if possible) como yo he disfrutado de Ella hasta hoy.