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La batalla de Inglaterra. Origins (Como en Lobezno)
Buenos días y buen arranque de semana, amigos. Como es lunes y me da pereza, paso de contaros nada. Voy directo a la historia, que además hoy es muy bonita, y con mucho sentimiento, y os hará reír y llorar, y tendrá una super conclusión de lo mas cierta, de la que no aprenderemos nada , y así echaremos el día.
La Alemania nazi, colegas, vamos, la cola. ¿Recordáis la típica banda de Skinheads que se os cruzaba una noche en la puerta del Fragel, y que no necesitaba motivo alguno para convertiros en campeones de los 100m. obstáculos? (o en un saco de huesos rotos, si eran mas rápidos que vosotros). Pues imaginaos a esos tíos, pero en listo (hard, I know) y gobernando un país, y eso era el tercer Reich. Con Alemania pasa un poco como con el Barça. Cada X años deciden que tienen que gobernar el mundo por que son los mas listos del lugar. Acaban montando un cirio del copón, y al final tienen que aparecer los ingleses (con los yankees de la mano) a arreglarlo todo. El caso, en el año 1939 deciden que van a conquistar el mundo, y como tipos ordenados y serios que son; se ponen a ello. Invaden Polonia, Dinamarca, Noruega, Belgica, Holanda y le dan la paliza de su vida a los Franceses que pasan de ser el ejercito mas poderoso de Europa a… : “Mon dieu Fritz nos rrendimos sin condisiones… Amies, n´est pas?” en aproximadamente 6 semanas. Como se ven fuertes, y van con inercia (y unos uniformes diseñados por Hugo Boss chulísimos que eran la envidia de los ejércitos europeos) deciden que la siguiente parada en su roadtrip va a ser el Reino Unido. Y allá que van.
Con los ingleses no obstante, pasa una cosa. Son chulos, prepotentes, tercos, desdeñosos y bastante brillantes a la hora de ofender con un discurso político, pero claro, es que tienen un canal. Es jodido ponerse chulo con Alemania si eres Polonia, por ejemplo. Tus vecinos solo tienen que ponerse a caminar, y en un par de días están en la puerta de tu casa dándote sopapos. Pero si tienes un canal de por medio, la cosa cambia. Los guiris son como el típico tío de clase al que no se podía pegar por lo que fuera, y que se aprovechaba de ello para insultar y reírse impunemente de todo el mundo.
El caso. Con el canal y la Royal Navy de por medio (Britannia rule the waves, ya sabéis)a los alemanes solo les queda una opción. Para desembarcar en suelo inglés tienen que conseguir alejar a la flota británica de su ruta, y eso solo lo pueden lograr dominando el aire. Así que, a partir de Julio de 1940 comienzan una serie de ataques con el objetivo de destruir a la R.A.F. Hermann Goering ,Jefe de las fuerzas aéreas alemanas,(… y además obeso, drogadicto, cleptómano y un largo etc… de virtudes nacionalsocialistas) se pasa de listo como cincuenta pueblos y le asegura a Hitler que puede destruir toda cosa que vuele sobre Inglaterra en un margen de 4 semanas (así a boleo), y desde principios de Julio de 1940 los aviones alemanes comienzan a arrasar toda base aérea que encuentran en su camino. La cosa pintaba mal para los ingleses. Los alemanes tenían muchos mas aviones que ellos, los pilotos de la Lufftwaffe están mucho mejor entrenados, tienen mas horas de vuelo, y sobre todo una gran experiencia en combate, y mucha motivación por sus triunfos pasados, pero, ¿Quién diríais que aparece en ese momento?
¡Lo habéis adivinado!, good old Winston Churchill! (se que lo habeis adivinado ya que los lectores de mi blog sois los tíos mas guays e inteligentes del mundo). Con su pajarita, su puro, y su recién estrenado cargo de primer ministro, decide que el imperio británico no se va a hundir y desaparecer justo cuando a él le toca gobernarlo. Dedica todos sus esfuerzos a levantarle el animo a una nación deprimida y asustada, y lo hace de la única manera posible. Contándoles la verdad. Promete a su pueblo que lo único que les puede ofrecer es sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. No les dice que todo va a salir bien, no les garantiza unicornios rosas, ni una victoria rápida y Clara. Pero les asegura, que si son capaces de trabajar por ella, que si son capaces de sufrir por ella, que si son capaces de dejarse hasta el último aliento, hasta el último pensamiento, hasta la última gota de sangre por ella, de no rendirse nunca persiguiéndola hasta caer agotados o muertos, y de no detenerse jamás; en pocas palabras, que si son capaces de merecerla, al final, esa Victoria, por la que han peleado, luchado y muerto será suya.
Sus palabras resuenan poderosas todas las noches en la temible oscuridad de las habitaciones, de los salones, de las camas (al comenzar la batalla de Inglaterra se obliga a apagar todas las luces durante la noche, para no marcar objetivos a los aviones alemanes que sobrevolasen las islas), y esa voz, esas palabras, poco a poco comienzan a hacer efecto. Otro mundo es posible. Otro mundo fuera de la vergüenza, de la humillación, del miedo, de la derrota, surge en todos los corazones británicos.
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¿Serán las palabras lo suficientemente poderosas como para detener a las bombas? ¿ Podrá el bueno de Churchill derrotar la invasión alemana entre resaca y resaca? Y lo que es mas importante aún, ¿Qué demonios pretendo contaros con todo esto? . Para conocer la respuesta de estas y muchas mas preguntas, no dejéis de leer “La cruz de Coronado”. Volvemos mañana con mas acción, aventuras, sexo y mujeres en bikini en “La batalla de Inglaterra, el desenlace.”.