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Muy buenas noches buddies, y que la fuerza os acompañe a todos. Hemos sobrevivido al lunes, y la semana va cuesta abajo, así que, ya sabéis, ¡dadle la lección que se merece!.

Llevo ya por lo menos tres años soltándoos unos royos finos, poniendo ejemplos históricos que ( in my humble opinion ) sirven para explicar cómo vivir mejor la vida, y muchas veces os he hablado desde aquí del como, pero nunca del por qué. Os he dicho en multitud de ocasiones como afrontar las penas y putas mierdas que se nos cruzan, os he explicado mi punto de vista (de eso va esto, ¿no?) acerca de no rendirse nunca, y os he intentado transmitir de que manera conseguirlo, con bonitos ejemplos históricos, ilustraciones a todo color, y algún que otro video. Pero nunca os he explicado el por qué, y creo que en eso os he fallado. La resistencia heroica, por sí misma, no sirve de nada. Es un acto vacío. Las causas, en ocasiones, son lo más importante. Vamos con un ejemplo.

Poneos en situación, colegas. El Rif marroquí, mediados de Julio (50º a la sombra, aprox) de 1921. España, nominalmente, gobernaba todo el norte de Marruecos, pero mas allá de la costa, el gobierno español es solo nominal, y los moros (a los amantes de lo políticamente correcto, leed pobladores del Magreb) campan a sus anchas por todo el territorio. En 1920 aparece en escena el general Silvestre, y decide que él va a cambiar las cosas.  Con una ignorancia y desconocimiento de las condiciones locales brutal, crea una columna de españoles, y penetra en territorio hostil mas de 130 km. Los moros, que no son tontos, le dejan entrar, no oponen resistencia, hasta que las tropas están alejadas de todo refuerzo y sin salida posible, y entonces, la lían parda. Todo el norte de marruecos se alza en armas y de pronto los españoles, se ven rodeados y atacados desde todos los frentes. La disciplina se pierde rápidamente, y la columna se convierte en un reguero de soldados a la huida que tienen que atravesar mas de 100km. de vuelta a Melilla. Los soldados tiran sus armas, no obedecen órdenes, y son cazados como animales por los marroquíes que les persiguen sin descanso. Es el caos mas absoluto. Annual.

Es en este momento, en el que aparecen nuestros protagonistas de hoy. El 14 regimiento de caballería “Alcántara”. En medio de la retirada, cuando la columna ya no tiene cohesión  y ha perdido por completo su capacidad operativa, los moros deciden que ha llegado la hora de masacrar a los restos desmadejados de lo que había sido el ejercito de África.  Se posicionan en las lomas de un pequeño valle,  cerrado por un río, y deciden que de ahí no va a salir ni un españolito con vida. Entre las pocas tropas que quedan y merezcan ese nombre en la columna española se encuentra el regimiento de Alcántara. Su comandante, Fernando Primo de Rivera, entiende que la situación es límite, y que si nadie hace nada, mas de 3000 hombres se van a dejar la piel en el río Igan. Sabe que solo él puede hacer algo, y que si quiere darle al resto de compañeros una oportunidad de salvarse, tiene que actuar. A esas alturas la caótica retirada duraba ya mas de dos días,sin agua, sin dormir, sin descanso… y por así decirlo, nadie, ni los jinetes de Alcántara, tenían “el coño pa farolillos”, pero aún y con esas, Primo de Rivera forma a sus escuadrones, y les explica lo que hay.  Hay que sacar a los moros de las colinas, a la carga, y así permitir que el resto de hombres cruce el río y se ponga a salvo.

La moral de alcántara pende de un hilo. Los soldados, con razón, están muertos de miedo. Además son de caballería. Si deciden salvar su vida, a caballo, son de los que mas posibilidades tienen de huir. Solo tienen que picar espuelas sin mirar atrás, pensar en si mismos, y posiblemente, se logren poner a salvo. Entonces, Primo de rivera, Jerezano, ceceante y con un humor fatalista, se les planta delante, y les suelta. «¡Soldados! Ha llegado la hora de la verdad. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras hijas, vuestras hermanas,  vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos». Con dos huevos. Nada de sacrificarse por Dios y por la patria. Nada de por el Rey y el honor. Nada de menciones a grandes ideales épicos, patrióticos, que en realidad a nadie, (y menos aún en ese cirio), le importaban un carajo. No. El tío les menta a la santísima, a la parienta, o a la chati que han dejado atrás, y termina con un “Vamos a luchar como leones y si nos tenemos que llevar por delante mil, a ver si pueden ser tres mil”.

Lo que paso después, por desgracia, no pasó a la historia, aunque, de haber sucedido en EEUU, o en el Reino Unido, o en prácticamente cualquier otro país del mundo, se habrían hecho películas, y tendría un día en el calendario, y todo el mundo lo recordaría (mirad a Custer y el 7º de caballería, que por dejarse matar en una colina por indios con arcos y flechas pasó a la historia universal). El caso,los 691 soldados de Alcántara forman, y a toque de corneta cargan sable en mano colina arriba. Los moros, miles,  les hacen retroceder, pero  vuelven a formar, cierran las filas, y cargan de nuevo. Así hasta 7 veces. Sobre la 4 o 5 carga, cuando no quedan hombres suficientes, Se unen los 3 alféreces veterinarios del regimiento, chicos sin apenas formación militar, y en la siguiente,  atrapando a la carrera caballos desbocados que han quedado sin jinetes, montan y cargan los niños de 13 y 14 años que conforman la banda de música, y los herradores de caballos que acompañaban a la tropa se unen a ellos. Al verlos, hasta el capellán y los tenientes médicos del regimiento, que están atendiendo a los heridos, que ya en la sexta carga se acumulan a decenas, deciden montar también y cargar con lo que queda. A 50 grados. Colina arriba, cegados por el polvo, la sangre y el sudor, sable en mano, dan la última carga de Alcantara. Esta última carga, la séptima, se lleva a cabo al paso. Los caballos, reventados, sedientos, apenas pueden dar un paso y muchos caen muertos del esfuerzo. Pero la columna pasa. Las 3 horas de locura que Alcántara desata sobre los sublevados marroquíes , salvan la vida de miles de españoles. El parte de bajas del regimiento, habla por si solo:

De 4 Jefes, 3 muertos y 1 herido(el propio Primo de Rivera, que muere días después por las heridas sufridas) . De 30 Oficiales, 21 muertos, 4 heridos y 4 prisioneros. De 6 Alféreces, 5 muertos y 1 prisionero. De 20 Sargentos, 18 heridos y 1 prisionero. De 14 herradores, 11 muertos y 2 prisioneros. De 63 Cabos, 53 muertos y 6 prisioneros. De 13 músicos, 13 muertos. De 17 Soldados de 1ª, 14 muertos y 2 heridos. De 524 Soldados de 2ª, 403 muertos y 53 prisioneros. De 691 tíos con los que empieza el día Alcántara, quedan, al caer la noche 76.

Así que, ya sabéis amigos. La vida, en ocasiones, se pone especialmente Nazi, y nos abofetea con su guante de cuero negro mientras ríe a carcajadas. Os he dicho muchas veces, como reaccionar a sus embates, pero, ¿porqué?. No quiero que os convirtáis en Don Quijotes. No quiero que os tomen por locos, ni por raros (aunque si a estas alturas seguís leyéndome, y cada día sois mas, un poco raritos si que sois). No quiero, en definitiva, que os opongáis a las cosas por sistema, o que luchéis sin sentido, ni que lo hagáis para siempre. Pero quiero que todos los días os preguntéis “¿porqué?” y sigáis adelante, si al menos tenéis una respuesta que os convenza. Quiero que luchéis por lo que queréis, y que lo hagáis con toda vuestra fuerza, con toda vuestra pasión. Agotaos en el empeño. Quiero que, como Alcántara, la última carga la deis al paso. No quiero que os rindáis jamás, si creéis que al menos tenéis un 1% de probabilidades de éxito, porque hasta un 0.0001% es muchísimo. Quiero que os canséis, que os hundáis que penséis que no hay manera, y aún y así sigáis intentándolo. Quiero, en definitiva, que a la hora de la verdad, cuando haya que dar cuentas (y creedme, todos antes o después terminamos por dar cuentas, aunque sea ante nosotros mismos) podáis ir con la cabeza bien alta, y podáis decir, “por mi no fue”. Que cuando alguien os pregunte podáis contestar con orgullo “amigo, yo lo di todo”, porque creedme, la vida es larga, y da muchas vueltas, y no existe nada peor que un “What if” en nuestro pasado. No hay nada peor que preguntarse todas las mañanas ¿de verdad hice todo lo posible?. Amigos, a mi me podréis engañar, pero ¿Podéis mentir a vuestra imagen en el espejo?… Y cuando la cosa este imposible, recordad a los de Alcántara. Pudieron huir, pero se negaron a que nadie les pusiese la cara colorada al llegar a casa, y otra cosa no, pero ni sus madres, ni sus novias, pudieron decir jamás que fueron unos cobardes. El lema del 14 de Alcántara era «»Hoec Nubila tollunt obstantia sicut sol» (cabalga como el sol, aleja las nubes a tu paso). Si este espíritu es el que guía vuestros pasos, puede que la vida sea un poco mas complicada, pero cumpliréis años con paz en vuestro corazón. amigos, como siempre . Está históricamente demostrado.