CartellCatalunya

Buenos y calurosos lunes a todos, amigos y bienvenidos a una nueva entrada chorra de vuestro blog favorito. Ya sabéis, ese en el que yo escribo tontunas, vosotros me leéis nos echamos unas risas, y a otra cosa. Hoy en “como quedarse sin amigos, y hacer que tus familiares te odien Vol.2” sigo con mi serie de entradas acerca de porque la política española lleva siendo lo que es por lo menos 300 años, y porque nadie que conozca un poco la historia de este país debería sorprenderse con lo que está pasando. Ya sabéis, Olvidaos de la objetividad, porque si normalmente es algo que no existe en estas páginas, mucho menos la vais a encontrar en un post de política, eso si, tened por seguro que intentaré ser lo más imparcial posible.

   Hoy dedico mis palabras a los nacionalistas. Ya sabéis, esas gentes nativas de determinadas comunidades autónomas que deciden que esto del estado de las autonomías no va con ellos, que pasan de que el vecino de enfrente se gaste su pasta en ferias y romerías, y que cada vez que cadena genética se duplica, suena el himno regional y que por ello son distintos del resto del género humano, y merecen ser dueños de la tierra prometida de turno. Las principales características que definen el nacionalismo de las autonomías españolas (perdón, palabra tabú, sustituir por el nacionalismo de aquellas regiones que en la península ibérica quieren liberarse del yugo aplastante del estado-nación opresor) es que siempre han tendido al INVENCIONISMO HISTORICISTA, (toma palabra me acabo de inventar), al LLORONISMO VICTIMISTA y al WITIZIANISMO (toma, eso suena a taco eh?) más exagerado. (Witiza: Nom. Propio; Conde Visigodo que al no ser elegido rey de Hispania, decide aliarse con los musulmanes, y comunicarle los puntos débiles del reino visigótico para que estos pudiesen conquistarlo sin grandes esfuerzos; Frases celebres: O aquí f*****mos todos, o la p**a al río Guadalete). Comenzamos.

  Iberia. Crisol de naciones, forjador de caracteres, madre de conquistadores y de consumados guerreros. Siglo II AC. A pesar de compartir un idioma, una religión una cultura y una forma de ver la vida idéntica, los pueblos celtiberos ibéricos se encuentran fracturados de tal manera, que a pesar de una apariencia común, cada ciudad, pueblo y granja aislada hace la guerra por su cuenta y es, a todos los efectos, un estado único. Con la llegada de los romanos durante las guerras púnicas y su posterior establecimiento en las costas mediterráneas, comienza la invasión de España por parte de la republica romana. La posible anexión y posterior romanización de la península supone en la práctica el fin de la cultura y libertad común. En otras naciones, posteriormente, como la Galia, o Germania, todas las tribus se unen para hacer frente al invasor, y luchas codo con codo contra un enemigo común, peeeero ¿qué os pensáis que pasa aquí?. Pues lo de siempre. Un cirio del copón.

 Lejos de unirse contra un enemigo común con capacidad de exterminarlos para siempre como cultura ( a decir verdad, entre lo de los sacrificios humanos, la pederastia y un par de cositas más, tampoco se perdió mucho…) los iberos se tiran los trastos a la cabeza entre ellos. Los bellos y los titos, deciden que odian tanto a los arévacos que prefieren dejar que Roma les conquiste, siempre y cuando les prometan arrasar Numancia hasta los cimientos, y exterminar o vender como esclavos a todos los numantinos (¿Quien se han creído que son, estos numantinos?) Felices, aunque atónitos, los cónsules romanos no dejan de sorprenderse al ver como, fortalezas muy difíciles de conquistar, se rinden a su paso, siempre y cuando, les prometan arrasar y destruir a sus vecinos, y los terribles focos de resistencia que estallan (revuelta lusitana etc…) son aplacados, en muchas ocasiones, no por las armas, sino por el soborno al político de turno, que no duda en aceptar un paguito en negro a cambio de vender a su líder carismático de turno. Si iberia se hubiese unido y hubiese hecho frente a la invasión romana como una fuerza cohesionada, esta hubiese sido infinitamente más complicada, pero, demostrando ya de que pelaje estamos hechos los españoles, preferimos jodernos nosotros, siempre y cuando nos prometiesen que al vecino de al lado, le iban a joder más. ¿os suena? This is Hispania!

1713-1714. El sitio de Barcelona. Esa gran efeméride, con la que, hasta la saciedad nos han bombardeado desde Catalonia (is not Spain) este íltimo par de años. El bravo pueblo Catalán, resiste de manera heroica y desesperada un temible asedio al que le somete el invasor ejercito castellano que quiere conquistar la ciudad, obligarles a todos a bailar sevillanas y a comer paella, y prohibir las sardanas y las monas de pascua.  Libro tras libro, discurso tras discurso, teleserie tras teleserie, se nos ha insistido hasta la saciedad en que dicho asedio estaba motivado por el ansia independentista que el pueblo catalán tenía, y en un acto de lloronismo inaudito, La muy noble Generalitat de Catalonia (is not Spain), ha convencido a generaciones enteras de catalonians (are not spaniards) de que los malvados castellanos aplastaron su revuelta, y destruyeron su floreciente nación independiente, solo por que si, por joder. Por supuesto, la realidad es muy distinta, el sitio de Barcelona (is not Spain either? Is not Catalonia? Me lio) Se enmarca en las guerras de sucesión españolas, en las que (y no hay nada más español), nos decidimos matar los unos a los otros por una diferencia de opiniones, y no está de más recalcar, que los catalanes no pelearon en ese asedio por que querían ser independientes, ni muchísimo menos, sino porque eran partidarios del archiduque Carlos para el trono español (Ojo! Catalonians are not Spaniards, peleanding for the King od Spain! Inauditious!), mientras que los castellanos preferían ser gobernados por Felipe V de Borbón. Es decir, que lo que venía siendo una guerra por elegir a un Rey De España que les gobernase (yo si no quiero ser español, no moriría peleando por elegir a un Rey de España, ¿no?) se ha convertido, vía una mágica manipulación de la historia por parte del nacionalismo catalán, en una lucha a vida o muerte por la independencia de la nación Catalonian frente a la opresora España. ( En este punto cabe destacar, que frente a los moderados, progresistas y regeneracionistas Borbones, los Catalanes, querían ser gobernados por la casa de Habsburgo, es decir, la familia más ultracatólica, autoritaria, inquisitorial y carca de todas las casas reales europeas.

1937. En ese bonito filón de historias que es para el cine español nuestra guerra civil, las cosas pintan muy mal para el País Vasco. Tras el comienzo de la campaña, dicha región a alcanzado unas cuotas de soberanía inimaginables hasta entonces, y en la práctica, durante algunos meses es prácticamente independiente. El Lehendakari dirige su propio ejército vasco, independiente del de la república a todos los efectos, y la autonomía es prácticamente total. Desafortunadamente para él, los navarros (que por aquel entonces no estaban muy por la labor de unirse a una Euskal Herria libre (si por ellos fuese tenían una lista de prioridades muy larga antes que eso, como traer de vuelta la Santa Inquisición, Quemar a Herejes en la hoguera, reinstaurar la monarquía absolutista en España, vestir boinas rojas todo el año, no solo en san Fermín, y aplastar todo aquello que sonase a liberal o avanzado), le están ganando la guerra por la cara. Los carlistas, bien integrados en el ejército rebelde, ocupan pueblo tras pueblo, y el día 16 de Septiembre ocupan Irún, y cierran la frontera con Francia. El gobierno del PNV terriblemente pesaroso y asustado del futuro que les espera, deciden entablar conversaciones secretas con el gobierno británico, ofreciéndoles la descabellada idea de convertirse en un protectorado inglés.

 Tal y como os lo cuento, ante la perspectiva de ser derrotados por Franco, y perder sus fueros históricos, Aguirre, envía una comisión a Londres para pactar las condiciones de su anexión al reino unido. Por supuesto, los británicos, tras levantas mucho las cejas y farfullar excusas corteses, renuncian a tal propuesta, Peeeeeero, no contentos con la negativa para unirse al mayor imperio colonial de la época en condición de súbditos, lo intentan de nuevo, y esta vez, (redoble de tamboresssssssssss trrttrtrtrtrtrrt) con la Italia de Mussolini. Así es amiguitos. Recordáis lo del Witizianismo que os explique antes, ¿no?, pues ni corto ni perezoso, el gobierno Vasco, se ofrece a Mussolini para formar parte de su nuevo gran estado Fascista. Por supuesto, los Espaguetis, mucho menos corteses y educados que los Británicos, se descojonaron durante meses de la oferta. Se dice, que en noches oscuras, cuando se pasea por la plaza de Venecia en Roma, aún se puede oir el fantasmagórico eco de las risas del Duce resonando, levemente arrastradas por el viento latino y que dicen “Ma Sei Pazzo, Le Marmitaki Italiani, ma che cazzo!”. Por supuesto, tras perder la guerra y sufrir la represión franquista y la pérdida de sus fueros, El pueblo Vasco lleva décadas de democracia llorando por la opresión y el castigo que ha sufrido del estado español. Yo no pienso a entrar a valorar si ha sido mucha o poca, pero, desde luego, me gustaría saber si hubiese sido menos la que hubiesen sufrido bajo el gobierno de la Italia fascista.

    Se que muchos me echaréis en cara (Especialmente por mi origen geográfico) que no dedique unas líneas al nacionalismo gallego, pero, por desgracia y para ser honestos, es algo que desconozco por completo. No tengo ni idea de con que fundamento histórico el noble pueblo Galaico reivindica su soberanía (mas allá de algo relacionado con los Suevos en el siglo V y demás), pero para mi, está enmarcado en una nebulosa, y no tengo muy claro si Breogán conquisto Irlanda, si la torre de Hercules es un monumento opresor, o si los irmandinhos ya votan al BNG. Si alguien tiene interés, prometo enterarme.

   Pues ya sabéis, coleguitas. El nacionalismo en esta querida piel de toro que es España lleva existiendo desde que el mundo es mundo. Desde que los romanos pisaban Estas tierras, el nacionalismo se ha dedicado lloriquear, y a decidir quedarse ciego, si a cambio se le saca un ojo a un vecino, y por lo general, a inventarse heroicas gestas históricas de la nada, para justificar su diferencia con el vecino del 4C. Irónicamente, si existe un rasgo común que aglutine a todos los habitantes de la península ibérica no lusitana es precisamente ese odio visceral que se siente por el vecino del valle de enfrente, y ese amor extraño e incondicional por el terruño/patrona/equipo de futbol de la ciudad de la que es uno. Eso lleva siendo así toda la vida, y por lo tanto, está históricamente demostrado.